¡NO
HABLO DE UNA MUJER, HABLO DE LA MUJER!
Por: Lina Teresa Gómez
Todos en algún momento de la
vida pensamos en que queremos experimentar un poco de alegría o mucho de ella,
en el lugar donde circulan constantemente los sentimientos. Tratamos de causarla
externamente para sentirla en el interior. Anhelamos con poder saborearla así
fuese por un pequeño instante en la línea de tiempo que nos corresponde a cada
uno. Y realmente no es muy difícil de conseguir, somos seres humanos
conformistas, tal vez mucho, tal vez poco, finalmente terminamos siéndolo; El
caso es que existe una fuente potente de donde emerge una verdadera alegría que
va de la mano con el amor y que causa mágicamente placer al alma de cualquier
ser humano, incluyéndose a sí misma como la fuente que es.
Para especificar tal fuente
misteriosa y secreta decidí personificarla en la mujer, para así entender y
admirar toda la alegría que una mezcla de cosas maravillosas causan en el
conjunto y la unión compleja de ella, de la mujer. Hablo de la alegría que
puede sentir el alma, una alegría pura y real que es expresada en, tal vez, una
sonrisa o muchas, un abrazo, entre las miles de formas físicas que existen para
demostrarla, cuando es provocada por la belleza, la palabra, la mirada, la risa,
el sentimiento, la caricia y demás, no de una mujer sino de La Mujer.
Una composición bastante complicada
al momento de analizar y trata de asimilar: Un cuerpo, un alma, un corazón, un
cerebro y una voz. Totalmente únicos y diferentes que terminan siendo un
perfecto equilibrio en el núcleo de la alegría que Dios ha creado para
ofrecerle a la humanidad.
Solo pensemos en cuanta
felicidad hay en estos momentos en todo el mundo, donde una madre esté
abrazando a su hijo y recordándole cuanto le quiere, donde una mujer le sonríe
a su esposo y le hace sentir cuanto amor tiene para darle, donde una niña
comparte momentos de su vida con su madre trasmitiéndose entre si el cariño que
las une, en algún hospital donde está por nacer un lindo ser que causa lagrimas
de felicidad en su madre, en cualquier conferencia en la que la palabra de una
jovencita sea causa de inspiración y alegría, o que tal tu en este preciso
instante en el que lees mientras en tu mente se forma la imagen de esa linda
chica que te gusto, de esa buena amiga con la que has pasado momentos de risas
y sonrisas, de esa niña que desde que nació se convirtió en la luz de tus ojos,
quizá también tu propia imagen cuando te miras en el espejo y piensas en lo
maravilloso que es ser mujer.
Ahora bien, interioricemos
que el punto de partida para tener una sonrisa de alegría en nuestros rostros
es la mujer, que un hombre no puede vivir ni sobrevivir sin ella y aunque les
duela siempre eligen amarla, que los hijos no son nada sin su madre y aunque
algunas veces les parezca molesta saben que no podrían salir al mundo en su
ausencia, pero debemos tener en cuenta que para que este misterio de alegría se
desenvuelva en el mundo la mujer debe ser consciente de sí misma y de todo lo
que tiene para brindarle a los seres humanos, incluso lo mucho que tiene para
darse y perfeccionarse sacando todo lo bueno que se haya en su interior al
tiempo que se impulsa de lo que dios le ha puesto alrededor.
Siendo este, el momento más
oportuno, para magnificar la obra que a diario la mujer logra construir,
gracias a su naturaleza humana, única y capaz de mantener el orden universal a
base de alegrías por doquier que mantienen y enriquecen constantemente la
armonía de el verdadero vivir, los invito a que valoremos todas esas oportunidades
que se presentan en nuestros caminos de experimentar una y otra vez la alegría
que nos complace el alma y convierte la existencia en la mejor aventura que un
ser humano puede llegar a tener, valoremos cada gota de felicidad que aquella mujer brinda, valoremos su
esfuerzo y empeño en todo este embrollo misterioso, su entrega y valentía para
ser una figura de alegría vital y valoremos todo lo que se converge en ella
para llegar a ser ese foco irradiador de sonrisas contagiadas de mucha alegría.
Porque si no es ella… ¿Quién lo haría?, no podría hacerlo cualquier mujer que
supuestamente es el complemento inferior de el hombre, porque yo ¡no hablo de
una mujer, hablo de La Mujer!.